La gestión de riesgos financieros es imprescindible hoy día para empresas e instituciones financieras. Y es que, el riesgo está presente en todas las actividades económicas y financieras de las empresas. Este concepto se podría definir como una combinación de la probabilidad o frecuencia de un evento y de su consecuencia, que puede ser positiva o negativa. De esta forma, los riesgos pueden suponer un perjuicio para la organización, pero también suponer una fuente para encontrar nuevas oportunidades.
Qué es el riesgo financiero y qué papel juega en la actualidad
Dentro del ámbito de la gestión de riesgos, el riesgo financiero se refiere a la posibilidad de que ocurran sucesos futuros, inciertos e independientes de la voluntad de quien lo sufre, susceptibles de ocasionar un perjuicio económico. Los riesgos financieros se derivan de las transacciones que realiza una empresa y que implican la utilización de derechos de cobro y obligaciones de pago. También pueden surgir de las operaciones en los mercados financieros.
En un entorno cada vez más complejo, globalizado y con un elevado grado de sofisticación de los instrumentos financieros, la gestión de riesgos financieros adquiere en los últimos años, y tras la crisis de 2008, un creciente protagonismo. Dicha relevancia se ha visto además impulsada por el desarrollo del marco regulatorio de las entidades financieras, que se deriva de los Acuerdos de Capitales de Basilea.
De esta forma, el proceso de identificación, evaluación y cobertura de los riesgos, se convierte en una actividad estratégica para la empresa.
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Tipos de riesgos financieros
Aunque existen muchas fuentes de riesgo financieros, los más habituales desde la perspectiva financiera son los riesgos de mercado y de crédito. Si bien, a la hora de realizar un análisis de riesgos financieros, tampoco se pueden desdeñar los de liquidez. Veamos a continuación cada uno de estos riesgos:
- Riesgos de Mercado: Es el riesgo relacionado con las fluctuaciones en las condiciones de precio de los mercados en los que opera la empresa. Esto sucede como consecuencia de la incertidumbre existente en relación con sus condiciones. Esta fuente de riesgo puede acarrear pérdidas en el valor de mercado de las posiciones mantenidas, tanto de activo como de pasivo. Dentro del riesgo de mercado podemos encontrar otros, como:
- Riesgo de tipo de interés (variaciones en los tipos de interés de mercado).
- Riesgo de precio (alteración del precio de mercado de los activos).
- Riesgo de tipo de cambio (variaciones en los tipos de cambio que afectan a las operaciones de divisas).
- El riesgo de crédito: Este riesgo se refiere al posible incumplimiento de las obligaciones de pago que vinculan a los clientes, proveedores, o socios de la empresa. La gestión de riesgos financieros de crédito tendrá así por objetivo minimizar las posibles pérdidas financieras en las que pueda incurrir la empresa derivadas de la incapacidad de pago de sus deudores.
- El Riesgo de liquidez: El riesgo de liquidez, por su parte, hace referencia al riesgo de que la empresa no pueda hacer frente a sus compromisos de pago a corto plazo. No se debe confundir iliquidez con insolvencia. La primera es coyuntural y la segunda estructural.
Cabe tener en cuenta, no obstante, que en la práctica frecuentemente concurren varios factores de riesgo en un mismo instrumento financiero.
Ejemplo de riesgos financieros simultáneos
Un ejemplo para conocer los factores del riesgo financiero puede ser el de la compra de una empresa que opera en la zona euro de un bono con tipo de interés fijo, a un vencimiento a siete años, emitido en dólares. En este caso, dicha operación estará expuesta a los factores de riesgo de crédito (impago del emisor), de interés y de tipo de cambio.
Administración de riesgos financieros
Para llevar a cabo una gestión de riesgos financieros efectiva de la empresa habrá que realizar tres tareas fundamentales.
- Identificar las fuentes de riesgo que afectan a la empresa.
- Cuantificar la exposición de la empresa ante los distintos tipos de riesgo.
- Adoptar medidas que permitan limitar o reducir la exposición al riesgo.
El objetivo de la gestión empresarial debe ser no tanto eliminar el riesgo, como gestionarlo y mantener un equilibrio satisfactorio entre la exposición y las expectativas de generación de rentas.
En este sentido, existen diferentes estrategias de gestión de riesgos financieros. Una de las más utilizadas, sin duda, es la transferencia del riesgo, por ejemplo, mediante el aseguramiento. Cuando una empresa asegura un determinado riesgo lo que hace es transferirlo a la compañía de seguros. Estas suelen ser tener más experiencia para determinar la probabilidad de que el riesgo se materialice y para asesorar respecto a las medidas que hay que tomar para mitigar el riesgo.
La operación en mercados organizados, la aplicación de criterios de prudencia, la inmunización de carteras de renta fija, la formación de carteras de renta variable diversificadas o la contratación de productos derivados como instrumento de cobertura, son otras de las herramientas que permiten reducir los riesgos inherentes a la actividad financiera de las empresas.
En todo caso, el diseño de políticas encaminadas a mitigar los riesgos son actividades necesarias para contribuir al desarrollo de la actividad empresarial.
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