De la misma forma que el desarrollo de la infraestructura podría impulsar significativamente las tasas de crecimiento en la región, muchos gobiernos están también pensando en desarrollar sus sectores de servicios como parte de su estrategia de crecimiento económico. Estos esfuerzos esencialmente se pueden clasificar en dos categorías distintas: capitalizando la ubicación geográfica de un país, o respondiendo a la creciente clase media en grandes partes de la región. En relación a esto, México, América Central y el Caribe están mejorando sus esfuerzos para beneficiarse de su proximidad al mercado de los EE.UU. así también como (en la mayoría de los casos) de los costos de mano de obra más económicos.
Subiendo la cadena de valores
Tal como lo ha mencionado Enrique Abud Dip, presidente EAU de ProMéxico, una institución a cargo de fortalecer la participación de México en la economía internacional, desde que se firmó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA) a mediados de los 90, la producción mexicana orientada a la exportación ha prosperado, y muchas empresas estadounidenses y extranjeras han reubicado su producción en México. «Con una economía abierta y competitiva, México es atractivo para los inversores extranjeros por muchas razones, tales como su marco legal, el cual promueve la inversión, sus costos competitivos y una población joven y talentosa», explica.
Como resultado, México ha gradualmente subido en la cadena de valores dentro del segmento de producción, como lo ha demostrado su naciente industria aeroespacial. El gobierno ha desarrollado servicios de apoyo, que incluyen una gran red de instituciones tecnológicas y centros de investigación agrupados en las cercanías de los centros de producción. Los esfuerzos por parte del gobierno mexicano a principios de este año para desarrollar un «mapa de clusters» que cubriera una variedad de sectores están diseñados para identificar las oportunidades y promover la participación privada. Panamá y Costa Rica son otros ejemplos de países donde las exportaciones han cambiado gradualmente a bienes basados en alta tecnología, o bien servicios de saber específico, diseñados especialmente teniendo en mente la proximidad del mercado estadounidense. En Panamá, estos son principalmente los servicios financieros, y en Costa Rica estos incluyen servicios de negocios y tercerización de TI.
En toda la subregión de América Central y el Caribe, los gobiernos están impulsando el desarrollo de servicios portuarios, como un intento de capitalizar el aumento del tráfico marítimo luego de la expansión del Canal de Panamá, lo cual ha facilitado las exportaciones desde Asia a los EE.UU., y en particular a su Costa Este. Antes de la expansión del canal, era más económico transportar por ruta marítima los bienes a la Costa Oeste de los EE.UU. y luego transportarlos por tierra atravesando el país; ahora es más eficiente en términos de costo usar el canal para transportar los bienes por ruta marítima directamente a la Costa Este de los EE.UU., lo que significa más tráfico marítimo para la subregión de América Central y el Caribe. Los gobiernos están también pensando en la construcción de instalaciones de reensamblado y parques industriales en conjunción con la actualización de puertos.
Turismo
El turismo es otro sector que muchos gobiernos están buscando desarrollar. El turismo ya se encuentra saturado en gran parte del Caribe, donde representa un 41% de las exportaciones totales, y desarrollado (o bien saturado) en algunos otros países, incluyendo México y Costa Rica. Aparte de eso, el sector está relativamente poco desarrollado en la mayor parte de la región. Panamá es un ejemplo interesante: su vecino, Costa Rica, ve muchos turistas de los Estados Unidos, mientras que apenas recibe algunos. El turismo tiene el potencial de crecer en Colombia también, pero algunos problemas de seguridad previos han desincentivado a los turistas.
En algunos de estos países de América Latina, el turismo ha sido débil, a pesar de las conexiones aéreas directas con los EE.UU. y las diferencias horarias mínimas. La depreciación reciente de la moneda local hace que muchos de sean destinos turísticos relativamente baratos, con la excepción las economías dolarizadas como Panamá y Ecuador. Dado que el sector del turismo es a menudo un gran empleador, el cual contribuye a un estimativo del 8,3% del empleo total en Latinoamérica en 2014,6 hay un mayor incentivo para que los gobiernos apoyen el crecimiento del sector. A su vez las mejoras en la infraestructura de carreteras facilitará el viaje de turistas, así también como el comercio de mercancías.
La bancarización de la clase media
Mientras tanto, el crecimiento de la clase media en América Latina abre una variedad de oportunidades de inversión para las empresas que estén buscando desarrollar servicios domésticos relacionados con incrementar los niveles de ingresos. Está emergiendo una clase media creciente en casi todos los países latinoamericanos, con la excepción de Venezuela. En Brasil, solo el 3% de los hogares tuvo un ingreso anual de más de US$25.000 en 2003, pero esto ahora alcanza al 19% de los hogares. En México, la participación ha aumentado de un 25% a un 40% luego del mismo período, y de un 11% a un 75% en Argentina.
Los servicios financieros, salud, educación y ocio son todas áreas poco desarrolladas, a pesar de la demanda acumulada. En términos de servicios financieros, América Latina tradicionalmente ha tenido bajos niveles de bancarización, con áreas rurales particularmente poco asistidas. Aunque más del 51% de las personas en América Latina ahora tienen una cuenta bancaria, en comparación a un 39% en 2011 (según los datos del Banco Mundial), sigue habiendo un gran margen para mejorar.
El hecho de que muchos países hayan experimentado ciclos de altibajos tan marcados en las últimas décadas ha dificultado el crecimiento sostenido y estable en los servicios financieros. Además, los altos niveles de dolarización han afectado la estabilidad en muchos países: muchas personas tienden a ahorrar en dólares estadounidenses ya que la confianza en el sector bancario local es baja, y esto contribuye a la volatilidad de la moneda. Sin embargo, en los últimos años ha habido reformas estructurales para fortalecer la regulación, desarrollar los mercados de capital local, recibir bancos extranjeros y mejorar las prácticas de gestión del riesgo que han impulsado el sector. Los esfuerzos del gobierno para reducir el número de trabajadores en el sector informal—al bajar los costos asociados con la registración de las personas en nómina—aumentarán la demanda de cuentas bancarias locales, ya que menos personas recibirán sus pagos en efectivo.
Una mayor estabilidad macroeconómica subyacente, en comparación a décadas anteriores, también ha contribuido a un crecimiento más estable del crédito. Debido al crecimiento de los ingresos en Latinoamérica, es posible que haya un crecimiento continuo del crédito, no solo para préstamos a consumidores sino también para financiaciones hipotecarias, lo cual tradicionalmente representa una participación muy pequeña en las carteras de préstamos de los bancos. Las financiaciones hipotecarias en las economías principales de América Latina representan un 7% del PIB, una fracción de los niveles que se ha visto en Asia emergente y en los EE.UU. Además, dado que las economías locales se desarrollan y crecen, la base de inversores crecerá, extendiéndose a las pensiones y los fondos de inversión, mercados de valores y deuda corporativa en una mayor medida que lo que ha sido tradicionalmente.
Fuente: Informe “América Latina: espacio para el crecimiento”, elaborado por Economist Intelligence Unit.
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