Con una destacada trayectoria en la gestión educativa, Miriam Ponce, Ministra de Educación del Perú y exalumna de EALDE Business School, comparte su experiencia tras trabajar en tres gobiernos y abordar la formación como un proceso de continuo aprendizaje y necesario para liderar en cualquier sector.

La ministra reconoce la contribución de EALDE, especialmente por el MBA que cursó en la escuela de negocios, resaltando la importancia del rigor académico y la disciplina en el desarrollo de formación a distancia.

 ¿Qué ha supuesto para ti alcanzar un cargo de tanta importancia en tu país?

La responsabilidad de ocupar el cargo de ministra de Educación es monumental para mí, habiendo pasado previamente por el ámbito estatal como directora general de educación básica regular. Los desafíos en nuestro país son considerables, y esta oportunidad me permite abordar deficiencias clave, como la necesidad de revalorizar a los maestros a través de la implementación de la meritocracia y mejorar los niveles de aprendizaje de los estudiantes. 

En un país tan diverso y culturalmente rico como el nuestro, es esencial dialogar de manera efectiva y considerar la diversidad lingüística y cultural en las políticas públicas para ofrecer respuestas pertinentes a las necesidades educativas.

Además, sostengo firmemente que la mejora educativa no solo depende del acuerdo general, sino también de la articulación de medidas y el trabajo en equipo. Es evidente que debemos unir esfuerzos, talentos individuales y capacidades a nivel tanto central como descentralizado. Esta convergencia es esencial para crear un proyecto común que aborde las diversas necesidades de estudiantes, docentes y padres de familia, todos unidos por el interés común de permitir que los hijos alcancen su máximo potencial.

¿A qué retos te enfrentas como Ministra de Educación del Perú?

Uno de los desafíos que enfrentamos en el sector educativo es bastante diverso y complejo. Tenemos una amplia gama de lenguas y un fuerte interés en utilizar la ciencia para informar políticas públicas con sentido. En este sentido, considero fundamental comunicar a nivel nacional la importancia de incorporar avances científicos, como los de la neurociencia, en la toma de decisiones respecto a los procesos de enseñanza y aprendizaje para nuestros estudiantes.

Capacitar permanentemente a los docentes es crucial en este proceso. Además, es necesario articular con otros sectores para ampliar las intervenciones y servicios educativos. Por ejemplo, colaboramos estrechamente con el Ministerio de Inclusión Social para abordar temas como la alimentación saludable de los niños. Esto implica coordinar con el Ministerio de Salud para garantizar que los niños reciban sus vacunas de manera adecuada y cuenten con seguro de salud universal. También trabajamos con el Ministerio de la Mujer para prevenir la deserción escolar de las niñas, especialmente en zonas amazónicas donde a veces abandonan la escuela antes de completarla.

Otro desafío importante es la conectividad, ya que no tenemos una cobertura del 100%. Debemos avanzar hacia ese objetivo para asegurar que todos los estudiantes tengan acceso en este mundo globalizado. Además, enfrentamos un pendiente cierre de brecha en infraestructura educativa, con una brecha de casi 164,000 millones en el país. Para abordar esto, se requiere tomar decisiones creativas y distintas a corto plazo, asegurando que los niños cuenten con instalaciones educativas adecuadas.

En última instancia, nuestras obligaciones son con millones de estudiantes en todo el país, aproximadamente 9 millones. Estos estudiantes esperan que tomemos las mejores decisiones y que lo hagamos de manera coordinada, reconociendo y abordando la diversidad que caracteriza a nuestro país. Trabajar juntos en beneficio del desarrollo es la meta que nos propone esta compleja realidad, y es un compromiso que asumo con total responsabilidad.

A nivel general, ¿cómo valoras el panorama actual del sector educativo en tu país? ¿Crees que tiene potencial para crecer en los próximos años?

La pandemia de COVID-19 ha impactado significativamente el sector educativo a nivel mundial, privando a millones de estudiantes, especialmente a los más jóvenes, de una participación constante y presencial en sus procesos de aprendizaje. A pesar de la necesidad de recuperar el tiempo perdido, personalmente creo que este no se recupera por sí mismo. En cambio, debemos concentrarnos en implementar medidas pedagógicas oportunas para retomar los aprendizajes que debieron desarrollarse. 

En el caso de Perú, la enseñanza a distancia se convirtió en una opción, reconociendo los desafíos de conectividad a nivel nacional y las limitaciones de los niños de educación inicial para participar en actividades virtuales debido a su necesidad de movimiento.

Este periodo ha impactado no solo en el proceso de aprendizaje, sino también en el bienestar socioemocional de los estudiantes, presentando un desafío significativo en términos de salud mental para las familias y los adolescentes. Aunque no se realizó una evaluación inmediata de las consecuencias de la falta de presencialidad, existen estudios sobre el impacto emocional. 

Soy optimista y confío en que la comunidad educativa en el Perú está comprometida a trabajar estrechamente con la gestión para mejorar la calidad de la educación. Este esfuerzo debe ser compartido por todos los peruanos, unidos con el respaldo tanto a nivel nacional como internacional.

Eres exalumna de EALDE Business School, ¿crees que tu formación con esta escuela ha influido de alguna manera en tu trayectoria profesional hasta alcanzar tu cargo actual?

He tenido el privilegio de trabajar en tres gobiernos distintos a lo largo de mi carrera. Como parte esencial de mi proceso de formación, siempre me he comprometido a realizar una nueva maestría o doctorado cada dos años, al menos. Esta práctica constante de aprendizaje y formación permanente no solo me mantiene actualizada, sino que también me proporciona un rigor académico fundamental.

En mi experiencia en EALDE Business School, completé una maestría en administración, la cual ha tenido un impacto significativo en mi desarrollo profesional. Siendo maestra de profesión, esta formación no solo ha contribuido a fortalecer mis habilidades pedagógicas, sino que también ha influido positivamente en mi capacidad para llevar a cabo una gestión institucional integral. Creo firmemente que la formación continua no solo es necesaria para desempeñar una gestión pedagógica efectiva, sino también para tener una visión más amplia y panorámica de lo que implica una gestión en su totalidad.

La maestría que cursé en EALDE fue sumamente interesante. Reconozco que no todos están familiarizados con el proceso de formación a distancia, pero mi rigurosidad personal se vio respaldada por la seguridad de que podría ser fiel a mis intereses y metas. El rigor académico y la disciplina que desarrollé durante los cursos fueron aspectos fundamentales para mi éxito. Además, los tutores de EALDE desempeñaron un papel crucial en mi fortalecimiento, brindando orientación y apoyo que contribuyeron significativamente a mi desarrollo como gestora.

¿Qué mensajes le darías a los actuales alumnos de nuestra escuela, en base a tu experiencia formativa?

Desde mi experiencia formativa, insto a los estudiantes de EALDE Business School a perseguir incansablemente la excelencia en el conocimiento. La formación continua nos capacita para tomar decisiones acertadas tanto en el ámbito personal como profesional, siendo esencial adaptarse a las cambiantes tecnologías y tendencias del mundo actual. La apertura constante a nuevas ideas y perspectivas enriquece nuestro entendimiento y nos brinda las herramientas necesarias para afrontar desafíos con agilidad y proactividad.

En el ámbito profesional, destaco la importancia del trabajo en equipo y la promoción conjunta. Asegurar que los esfuerzos individuales converjan hacia resultados positivos es clave. La colaboración y el aprendizaje de diversas experiencias son fundamentales para alcanzar el éxito.